En España, un procurador es un profesional del derecho que actúa como representante de una persona (física o jurídica) ante los tribunales, pero su función no incluye la defensa legal o la asesoría jurídica, que corresponde a los abogados. En cambio, el procurador se encarga de los aspectos procesales y administrativos de un juicio.
Las funciones principales de un procurador en España son:
Representación procesal: El procurador representa a su cliente en el proceso judicial. Esto incluye presentar demandas, contestar a escritos, recibir notificaciones, y realizar todas las gestiones necesarias para la correcta tramitación del caso ante los tribunales.
Gestión de trámites judiciales: Se encarga de realizar las gestiones relacionadas con el expediente judicial, como la entrega de escritos, la recepción de notificaciones y la comunicación de las resoluciones judiciales.
Intermediación entre el abogado y el tribunal: Aunque el abogado es quien defiende los derechos de su cliente en el juicio, el procurador se ocupa de hacer llegar toda la documentación y las comunicaciones necesarias entre el abogado y el tribunal.
En España, el procurador debe estar colegiado en un colegio profesional y cumplir con los requisitos legales establecidos. Es un profesional que trabaja de manera independiente, pero siempre bajo la dirección y responsabilidad del abogado que lleva el caso.
En resumen, el procurador es fundamental para asegurar que los trámites procesales se realicen de manera eficiente y conforme a la ley, facilitando el curso del juicio.
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